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3- Nace una idea revolucionaria
 A mediados de 1891, Juan Vucetich recibió una misión importante: el Jefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Guillermo J. Núñez, le encargó organizar un sistema de identificación basado en la antropometría, el método más avanzado hasta ese momento. Pero el rumbo cambió por un hecho casual. El Ministro de Gobierno, Francisco Seguí, olvidó una revista científica francesa en el despacho de Núñez. En ella, Vucetich descubrió un artículo del científico británico Francis Galton sobre el uso de las huellas digitales para identificar personas. Ese hallazgo despertó su curiosidad. Comenzó a investigar, y el 1 de septiembre de 1891, inauguró la Oficina de Identificación, donde aplicó por primera vez en el mundo el uso de huellas digitales con fines policiales. Solo en los primeros días ya se habían identificado 23 procesados con este método. Tiempo después, el 1 de enero de 1893, Vucetich perfeccionó el sistema, ampliando la clasificación de Galton de 40 a 101 tipos de huellas. Así nació el sistema dactiloscópico argentino, un aporte trascendental que revolucionó la criminología a nivel mundial.